El Dios Shamash tiende a Hammurabi las
insignias del poder. Relieve de la estela que
contiene el Código del soberano de Babilonia, conservada en el museo del Louvre
en París
El Código de Hammurabi regulaba la
conocida Ley del Talión. A pesar de que ahora nos parezca un principio
extremadamente brutal, entonces supuso una verdadera innovación, ya que era una
forma de poner freno a las venganzas sucesivas y sin límites a las que estaban
expuestas las personas y los colectivos en casos de conflictos. La ley establecía
una medida, discutible pero objetiva y de obligado cumplimiento, y con ella se
deslegitimaba cualquier interpretación subjetiva de los hechos por parte de los
implicados, y especialmente las consecuencias que pudieran derivarse de dicha
apreciación subjetiva.
Hammurabi fue rey de Babilonia,
aproximadamente entre 1792 y el 1749 a. C. Fue famoso por redactar su código,
conocido como Código de Hammurabi. Pero este rey fue la figura más importante
de su época no sólo por redactar el código. Hammurabi tenía una preocupación: que el fuerte no
oprimiera al débil.
Por ello, algunas peticiones o quejas
de su pueblo llegaban directamente a él,
quien tomaba cartas en el asunto. Esto nos hace pensar que la dedicación del
rey hacia su pueblo era importante y esto valió la confianza de sus súbditos.
En lo político, mantuvo la supremacía
de Babilonia frente a otras ciudades, a las que dominó. La mayor parte de la
región estuvo bajo su poder y realizó obras importantes como Eridu, Ur, Lagash,
Larsa, Uruk, Isun, Nippur, Casi, Kish, Eshunna, Mari, Asur y Nínive, entre
otras. Su gobierno se extendió por un vasto territorio.
Pero este imperio no fue duradero,
pues la fragmentación interna era muy fuerte. A la muerte del rey, sus
descendientes no tuvieron la capacidad para mantener la estructura imperial que
él había creado y, poco después el imperio se desmoronó.
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